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Historia de amor 1.3


Historia de amor
(Historia original: Yonshesko Blandela. Basada en el cómic 'Historia de amor', realizado por Yonshesko Blandela en abril de 2000)


Nahuí (1.3)


3 – Imprudencia.



Días después, en la escuela, me encontré con Sussy, mi consejera. Le conté todo, paso a paso. Con pelos y señales, como se dice comúnmente.

- Oye ¿y qué hiciste este fin de semana? Me imagino que tu mamá te llevó de nuevo al club de los amargados, ¿verdad? – intuyó mi amiga.

- Adivinaste. Mi madre no cambia, es muy obstinada. Oye, ¿has visto a Helí por aquí?

- Posiblemente está en el centro de computación, es lo más probable – contestó.

Mientras caminamos juntas por los pasillos de la preparatoria hasta aquel salón, Sussy, me abrazaba por encima de los hombros y me contaba que creía que su novio, con el que llevaba una relación de varios años, le iba a pedir que fuera su esposa. Mi amiga no soñaba con una boda común, de hecho ni se imaginaba con vestido blanco, tocado de salón y flores en las manos. Ella era más libre. Estaba en contra de todo formalismo. Creía en el amor más que en cualquier compromiso social. No fue así como me educaron, y aunque yo sí deseaba casarme en un templo lleno de flores y la orquesta celestial tocando para los novios, no me creaba conflicto escuchar lo que mi amiga decidía, por eso éramos las mejores amigas. Siempre tan distintas. 

Llegamos al salón y ahí estaba él. Su vicio: las computadoras y el Internet. Yo no le entiendo mucho a eso, pero me gustaba verlo con la cabeza metida en las máquinas. Se veía tan tierno trabajando en el diseño de sus páginas web. Era muy dedicado.

- ¡Hola, guapa! – me descubrió observándolo.

- ¿Entretenido?

- Un poco... pero ven, siéntate conmigo. Te enseño.

Me sentía tan bien a su lado. No sé cómo me pude enamorar de él tan rápido. Siempre me la pasaba genial junto a él. Daría mi vida entera por tenerlo junto a mí y seguir besando esos enormes labios que me derretían de solo verlos.

De pronto un saludo femenino, chillón e imprudente, rompió con mi sueño matutino.

- ¡Hola, Helí! Ya quiero que me enseñes todos los códigos que necesito para realizar mi página web... mis seguidores la piden mucho – decía mientras sonreía descaradamente.

La oportuna Anny, nunca fallaba cuando estábamos disfrutando unos momentos juntos. Detrás de esa carita de niña boba, se escondían sentimientos raros, oscuros, de envidia, coraje, rencor, pero nunca entendí por qué. Una chica que físicamente parecía más joven que cualquiera de los compañeros de salón. Simpática con todos, excepto conmigo y con Sussy, por supuesto. Estudiosa y buena para los deportes. Nada fea, de cuerpo muy delgado, apenas se notaban las pequeñas curvas en ese uniforme de falda amplia que portaba.

- Espera un momento, Anny... checaré un e-mail y modificaré un código. En un segundo continuamos con tu página – murmuró Helí, en el momento en el que Sussy se acercó un poco molesta.

- Nahuí ven, vamos afuera.

- Pero es que… – sin dejarme terminar tomó mi brazo y me sacó rápidamente del aula.

- Oye, esa tipa no tiene ningún derecho a hacerte sentir mal... ella sabe que tú y él son más que amigos... ¡novios! Mira que si la veo coqueteándole por los pasillos de la escuela, la agarro del cabello y la arrastro por todo el estacionamiento del plantel. Tú sabes que cumplo mi palabra.

- Sí, sí te creo – respondí – pero, ¿entonces por qué nos salimos del salón? Deberíamos estar adentro, al lado del hombre que amo, defendiéndolo de cualquier lagartona que se atreva a acercarse.

- Pues sí, ¿verdad? La he regado. – aceptó apenada.

Sussy era impulsiva y alocada. Pero tenía razón, desde ese momento tendría que esforzarme más para que los sentimientos de Helí hacia mí no cambiaran. Entramos y nos situamos justo atrás de la flaca coqueta de Anny. Ella, al sentir nuestra presencia, sólo frunció el ceño y sus delgados labios dibujaron una mueca llena de rabia y celos.

- La terminamos luego, guapo. Vaya que hay gente grosera que no deja trabajar – soltó Anny mientras acariciaba el cabello de Helí – y luego dicen que una es la insistente.

Y sí lo era, y mucho. 


Sussy, mi guardaespaldas privado, le hizo una mueca y Anny la miró de pies a cabeza. Después salió del salón de computación. No sé qué haría sin mi amiga.



(Continúa...)


© 2012 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda

* La historia completa en De tus labios de fuego

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Ah que inoportuna esa Anny

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