Historia de amor
Sussy (3.14)
Sussy (3.14)
14 - Preparativos
Durante el mes
de noviembre, cerca de la fecha de la boda de mi amiga y don Sevando, Nahuí
parecía recluida en un convento. No asomaba las narices ni de día ni de noche.
Dada mi preocupación de mejor amiga, casi hermana, me fui toda la tarde a
hacerle compañía.
La
noté más delgada, un poco pálida y con una mirada vacía, triste, dispersa. Casi
no hablaba. Era como
platicar con un zombi. Sólo respondía con sonidos guturales, dando respuestas
afirmativas o negativas. Después de aventarme un monologo tipo Federico García
Lorca, mi amiga volteó su rostro hacía mí y con su voz casi en silencio, me
pidió agua. La jarra de cristal que estaba sobre la cómoda reposaba vacía, por
lo que tuve que bajar a la cocina. Al llegar a los últimos escalones que
conectaban la planta baja de la zona de las habitaciones, escuché a la mamá de
Nahuí hablando con un hombre.
-
Sabe una cosa, doña Cata... la verdad me animé a pedirle la mano de su hija...
pero no es porque esté enamorado de ella... sino... – decía la voz masculina.
-
¡Este... mande! – balbuceaba la nerviosa madre de Nahuí.
-
Sólo lo hice por acercarme a usted – dijo el hombre.
-
Pero... ¡Servando!
-
Te amo, Catalina... y no puedo más.
En
ese instante me di cuenta que esa voz era la del prometido de mi amiga. Casi se me cae la
jarra de cristal que traía en las manos.
-
Pero... ¿y mi hija? Además, ¡soy una mujer casada! Qué pensarían en el club
social – seguía la señora muy nerviosa, aunque en su voz se notaba un tanto
halagada.
-
Tú me has dicho que tu esposo ya no vive con ustedes, que hasta tiene otra
pareja. Te divorcias y listo. Dame una oportunidad, Catalina... eres la mujer
más fascinante que he conocido.
En
ese momento, para mi sorpresa, resbalé en el último escalón de la escalera en
forma de caracol. De mi boca salió un pequeño grito. La mamá de Nahuí y el
señor se percataron de mi presencia y corrieron a auxiliarme. Por suerte no
quebré la jarra.
-
¿Estás bien, Sussy? ¿Te hiciste daño? – preguntaba doña Cata haciéndose la muy
preocupada.
-
Estoy bien, señora. Sólo bajé por agua para Nahuí.
-
Bien, dámela, la lleno y se la llevas.
-
Gracias.
Doña
Catalina se marchó a la cocina y yo me quedé frente a don Servando Billetales.
Claro que le eché mi mirada más feroz, esa que te dice: “sé toda la verdad
viejo maldito”, sin embargo solo recibí miradas y sonrisas irónicas de su parte,
de las que te dice: “pobre niña estúpida que se cae por las escaleras por torpe
y chismosa, aun así me saldré con la mía”.
Lo
miré unos segundos, pero su mirada era tan penetrante que la esquivé y miré
hacia otro lado. Me sentí un poco nerviosa. La espera se volvió incómoda y
eterna.
-
Toma, hija, también traje aspirinas por si Nahuí se sigue sintiendo mal.
-
Bien. Yo se las llevo.
Ya
con la jarra de agua, volví a subir al siguiente piso, decidida a contarle toda
la verdad a mi amiga. Estaba enojada, sorprendida e indignada por lo que
descubrí. ¿Qué clase de madre le puede hacer esto a su hija?
Llegando
a la habitación de Nahuí escuché que hablaba sola, al parecer lloraba.
-
Helí, cómo pienso en ti... – escuché - si no eres para mí, sal ya de mi cabeza.
Esto me atormenta... no quisiera saber que ya no me amas o que he sido
engañada. Me da miedo. Llama pronto, por favor.
Mientras
observaba la escena triste, sentí lástima por mi amiga. Simplemente no podía
hablar sobre lo que escuché. No en ese momento. ¿Qué podía hacer para ayudar a
mi amiga? ¿Impedir la boda? Pero, ¿con qué pretexto? ¿Contando toda la verdad?
Nadie me iba a creer. Esto era muy complicado. Tendría que buscar a Helí y
decirle todo, aunque esto me costara la amistad de Nahuí.
(Continúa...)
© 2013 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda
(Historia original: Yonshesko Blandela. Basada en el cómic 'Historia de amor', realizado por Yonshesko Blandela en abril de 2000)
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