Historia de amor 2.7



Historia de amor

Helí (2.7)




7- Reconciliación.


Desde que conocí a Nahuí, mi vida cambió rotundamente. Siempre pensé que no era buen partido para las chavas, nunca tuve suerte con ellas. Imaginaba que estaría solo siempre. Y lo estaba. Mis padres se separaron cuando yo era muy pequeño. Mi mamá y yo nos mudamos a la casa de la abuela, donde además vivían mi tía y tres primas, hijas de ella. Crecí sintiéndome feo, nada atractivo. Responsable de cuidar a las seis mujeres que vivían en mi hogar. No tenía tiempo de pensar en novias o juegos con otros niños, más bien era solitario. El defensor de mis primas. El hombre de la casa.

No tuve tiempo de jugar al futbol con los niños vecinos o invitar al cine a la chica que me gustaba desde la primaria. Siempre estaba ocupado remediando algún problema de la casa; se descompuso el refrigerador: “Helí, arréglalo”, se quebró la silla de madera: “Helí, repárala”; no puedo abrir el frasco de mermelada: “Helí, ábrelo”. 

Fui tan tímido para relacionarme con la gente que los chicos que pudieron ser mis amigos, de pronto crecieron y cambiaron sus juguetes por coquetería y diversión nocturna, cuando yo seguía siendo el muchachito de mamá que cuidaba a sus primas y terminaba siendo confidente y su técnico de cabecera.

Mis únicas amigas eran mis tres primas, que al fin de cuentas también crecieron y ya no les agradaba contarme sus cosas. Y de pronto mi vida se tornó en soledad.

Esta situación se transformó cuando llegaron las computadoras a mi ciudad, y poco después el Internet. Mi madre, con sus ahorros, me compró una de esas máquinas de escritorio con discos flexibles cuadrados y enormes. Me enfoqué en el mundo cibernético y me encantó. Soñaba en ser un as de las computadoras y con eso llenar el hueco de soledad, pero aún con todo aquello mi eterna compañera no me dejaba en paz, eso no me llenaba por completo. ¿Qué me faltaba? ¿Una novia? ¿Nahuí?

Después de que Anny me besó frente a todos los compañeros de la escuela, Nahuí cambió conmigo. Ya no era la chica tierna y sonriente que llevaba tratando cerca de seis meses. No la culpo, todo lo contrario. Yo soy el culpable por no dejar en claro con Anny lo que siento por Nahuí.

Al día siguiente de incidente busqué a la que había sido mi novia, o seguía siendo, ya no lo sabía. Cuando la encontré no estaba sola. Sussy, su guardiana feroz, su guardaespaldas privado, impedía que me acercara. Su mejor amiga estaba muy enojada, pero eso no me impidió insistir hasta conseguir charlar con ella.

- Discúlpame por el berrinche del otro día – me dijo.

- No, como crees, discúlpame tú, chiquita. Nunca me imaginé que pasaría algo así... Anny no me gusta para nada. Es mi amiga solamente. No entiendo cómo puede confundir mi trato amable con atracción. No sabe distinguir un amor de pareja de una amistad. Pero tranquila, no estoy interesado en ella. Mi corazón te pertenece sólo a ti. – le respondí.

- El mío también te pertenece – contestó.

Nahuí siempre fue paciente, tranquila, optimista, cariñosa, muy linda, tanto que a veces se echaba la culpa de tonterías que no tenían importancia o burradas que yo cometía... sin embargo era yo el que siempre terminaba pidiendo disculpas.

A pesar de todo había comenzado a tener un sentimiento que jamás había vivido: el amor. Por vez primera. Nunca había tenido novia y con ella era todo mágico.


(Continúa...)




© 2013 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda

(Historia original: Yonshesko Blandela. Basada en el cómic 'Historia de amor', realizado por Yonshesko Blandela en abril de 2000)


* La historia completa en De tus labios de fuego

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