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Historia de amor 2.9



Historia de amor
(Historia original: Yonshesko Blandela. Basada en el cómic 'Historia de amor', realizado por Yonshesko Blandela en abril de 2000)


Helí (2.9)




9 - Impotencia.

Me consideraba un chavo buena onda. Me gustaba escuchar a los pocos amigos que tenía, pero no era muy abierto con ellos. Era el típico amigo que escuchaba y daba consejos.

Mi madre siempre me apoyaba en todo, pero como trabajaba todo el día, casi no convivía con ella. Y con mi padre menos, se fue de la casa, se casó de nuevo y ahora atendía a su nueva esposa y a mi hermanito. Podía asegurar que mis papás no conocían mis rollos.

Nahuí se recuperó pronto y volvió a clases. Se acercaban las vacaciones de verano y junto a Sussy, a quién al parecer se le había olvidado que me vio junto a Anny, planeábamos un fin de semana.

- Rentamos el cuarto de hotel. Tiene una alberca de lujo. Una discoteca en la azotea. Además podemos hacer una fogata una de las noches y pasárnosla bomba, ¿qué dicen? – proponía Sussy.

- Claro que acepto, distinguida dama – respondí, haciéndome el gracioso.

- Ya quedamos amiga. ¿Llevarás a tu novio? – preguntó Nahuí.

- ¿Tú crees que no? Tú llevarás el tuyo. A poco creías que iríamos los tres solos. ¿Yo de mosca? ¡Nunca! – cotorreaba su amiga.

- Sussy no puede vivir sin él... – bromeábamos

- ¡Sí, cómo no!

Las dos parejitas la pasábamos genial. Esas vacaciones fueron de lo mejor.

Ese día Nahuí se veía hermosa con el bikini azul ajustado a su figura: alta, delgada y de cadera pronunciada; resaltaba el rojo de sus labios con el blanco de su piel y en sus ojos claros se reflejaba la chispa de la felicidad. No podía pedir mejor novia que ella. Si no fuera mi novia, juraría que era la más bella de la escuela.

Cumplimos con todos los planes, incluyendo la fogata nocturna en la playa frente al hotel, pero por órdenes de los administradores, que ya nos habían dado permiso de hacerla, tuvimos que apagarla, pues una llamada telefónica del comandante de policía bastó para terminar la fiesta junto al mar. En aquel entonces el Presidente Municipal prohibió las lunadas, así que no quedó de otra más que tomar nuestra respectiva hielera, las bolsas de botanas y seguir nuestra fiesta en el área de la alberca dentro del hotel.

Nos portamos como grandes amigos, más que dos parejitas de enamorados bajo la luz de la luna y la cobija de la brisa del mar.

Nahuí y Sussy se llevaban de maravilla; platicaban horas sin parar, jugaban como niñas pequeñas, se enojaban y en un instante se contentaban con mil abrazos, eran como hermanas. Ambas se defendían como fieras. Si algo le ocurría a mi novia, su amiga no dormía hasta que juntas resolvieran el problema y viceversa. Esa chica es única. Por algo Isaac, su novio, la adoraba.

Por otro lado, doña Catalina, mi suegra, nunca me vio con buenos ojos. No la entendía. Jamás le falté el respeto a Nahuí, siempre acepté las condiciones que me ponía: llegar temprano, cuidarla, no ir a lugares desconocidos o extraños sin que ella supiera, no beber licor, no fumar, aunque yo no lo hiciera, y mil ridiculeces más.

- Mira, muchachito, - me dijo un día - mi hija está acostumbrada a lo mejor y no creo que tú se lo puedas ofrecer, es la verdad. 

- Pero, ¡mamá! – alegaba Nahuí - nunca hemos hablado de matrimonio, ni nada por el estilo, estamos muy jóvenes, aun no cumplimos los 18 años.

- No lo entiendo... Nahuí, estás muy grosera conmigo desde que conociste a este joven – dijo su madre, indignada – ser altanera se aprende muy bien, por lo que veo.

- Señora, si me permite, me gustaría... – traté de opinar.

- Mira, jovencito, mejor márchate. Tengo que hablar con mi hija de una vez por todas. Tenemos que poner las cosas claras y esto no te incumbe – interrumpió doña Catalina un poco molesta.

- Es mejor que te vayas, Helí, nos vemos el miércoles. No quiero más broncas con mi mamá – me dijo Nahuí

- Pero, ¿estarás bien?

- Sí, gracias por preocuparte.

Y salí de aquella casa lujosa de Las Lomas hecho un manojo de ira e impotencia.


¡Que coraje! Pero no podía hacer nada que Nahuí no quisiera. Eso sí, las veces que nos vimos a solas la respeté, alguna vez toqué más de la cuenta, pero siempre fue con cuidado y mucho respeto. No pasábamos de besos profundos y manos cariñosas. Las suegras olvidan que alguna vez fueron jóvenes y que también hicieron locuras por amor.


(Continúa...)



© 2013 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda

(Historia original: Yonshesko Blandela. Basada en el cómic 'Historia de amor', realizado por Yonshesko Blandela en abril de 2000)

* La historia completa en De tus labios de fuego

Comentarios

WhatIThinkAboutLove ha dicho que…
Me parece muy bueno, puedes pasar por el mio y sugerirme algo :)
yonsheskoblandela ha dicho que…
Gracias... y por supuesto que me daré una vuelta por el tuyo!!

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