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Historia de amor 2.12



Historia de amor

Helí (2.12)


12 - Amantes

En la escuela me encontré de nuevo con Anny, la preguntona. Y lo menos que quería era otra tortura mental sobre mis sentimientos hacía otra persona o cualquier tema de amor. No quería tenerla frente a mí porque quería evitar cualquier mal entendido. Pero Anny era tan terca, que aunque yo le volteara la cara ella corría hacía a mí y me saludaba como si no pasara nada. Y eso lo hacía desde que entró a la preparatoria y me conoció. Nahuí decía que ella estaba enamorada de mí, pero creo que estaba equivocada, Anny necesitaba cariño y comprensión, no un novio, o ¿será que el equivocado era yo?

- Oye, y ¿cómo te va con tu novia? – cuestionó.

- ¿Novia? Este... no... pues...

- Tienen broncas, ¿verdad?

- Algo así – le dije.

- Cómo me gustaría que se reconciliaran, ¡en serio!

- Anny, ¿me lo dices en buena onda? – pregunté muy sorprendido.

- ¡Claro! Ya comprendí que no eres para mí... me sigues gustando, pero ni modo. Llegué después. El puesto ya está ocupado. Ay Helí, no sé qué le ves a esa regordeta. Si yo fuera ella, estaría contigo siempre, más ahora que te veo tan cabizbajo. Si quieres y confías en mí, puedes contarme todo. Yo sí te quiero escuchar, ser tu confidente, ser tu amante, ser todo lo que ocupas de una mujer. Pero en fin. Llegué tarde a tu vida. Aún así tienes en mí a una buena amiga.

- ¡Anny! Qué linda eres, nunca me imaginé que me apoyaras en esto.

La abracé como gesto de gratitud, me dio un beso en la mejilla y se marchó a clases. Anny se perdió el resto del día. Un respiro en mi revoltosa y tortuosa vida. De igual manera Nahuí tampoco aparecía. No la encontraba por ningún lado de la escuela. Lo más probable es que esté junto a Sussy, contándole sus penas, platicándole que, después de casi un año de relación, ya no estábamos tan bien.

Yo seguía inmerso en un océano de dudas. ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿A quién amaba realmente? ¿Por qué me gustaba sufrir, cuando todo podría ser más fácil? Seguían las preguntas sin respuestas en mi mente.

Por la tarde vi a mi cita de las últimas dos semanas. Aquella persona que era como mi espejo, que tenía mil cosas en común y en la que, al igual que yo, había nacido un sentimiento de agradecimiento, comprensión y de amor.

- Te quiero – le confesé - jamás pensé que esto crecería. Tengo miedo, pero estando junto a ti me siento fuerte.

- Yo también te quiero – respondió - y has logrado entrar a una parte de mi corazón a la que nadie jamás había llegado.

- ¿Lo dices en serio?

- Sí, pero ¿y tu novia? ¿Qué pasará con ella?

- No te preocupes... arreglaré el asunto.

- No me gustaría que le hicieras daño.

- Lo sé y ¡no sé qué hacer! Sé que es peor no decir la verdad. La quiero mucho pero…

- Búscala – me aconsejó.

Sentí que había un poco de esperanza. Poder arreglar las cosas con Nahuí y seguir con mi nueva conquista, aunque sabía que la lastimaría mucho más; o decirle adiós a los nuevos sentimientos y quedarme con Nahuí, aunque después me sintiera frustrado por no experimentar tantas cosas que con ella por lo pronto no se podrían.

Qué cosas de la vida. Estaba entre la espada y la pared. Al parecer me había enamorado de dos personas al mismo tiempo. De una estaba seguro de lo que sentía, pero de la otra tenía muchas dudas.

Yo era alguien de sentimientos muy complejos y extraños... ¡cómo todo yo!... Era exageradamente especial y no cualquier gente era de mi agrado.

No me consideraba un chavo de mal. Nunca pensé que me pasaría esto. 

Sabía que lastimaría a Nahuí. Aunque me decidiera por ella, no tendría descanso pensando que la engañé. Cada vez que la besara recordaría aquellos Labios de fuego que había besado con intensa pasión. Cuando le abrazara pensaría que estaba abrazando aquel cuerpo cálido que, con el solo roce de su piel, erizaba la mía. Y cuando le hiciera el amor se lo estaría haciendo al pasado que seguiría vivo en mis venas y en mis pensamientos. Cada día que le dijera te amo, amaría el recuerdo de aquel ser que ya no estaría conmigo.

Por lo pronto trataría de poner mis sentimientos por el camino que debían de ir: por donde me dictara el corazón...


Esto me quitaba el sueño, y me dolía el pensar que perdería a alguno de mis dos amores o que quedaría solo, otra vez, como siempre.


(Continúa...)



© 2013 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda

(Historia original: Yonshesko Blandela. Basada en el cómic 'Historia de amor', realizado por Yonshesko Blandela en abril de 2000)

* La historia completa en De tus labios de fuego

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