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Historia de amor 3.17



Historia de amor

Sussy (3.17)



17 - Incredibilidad

Ya era diciembre, a dos semanas de la boda de Nahuí con don Servando Billetales, mi amiga y yo nos vimos de nuevo con Mónica. Esa vez llevaba a Sofi. Nos contó que fue a buscar al viejo de su ex esposo.

- Cuando me vio llegar me recibió altanero y grosero – nos contó – que no quería saber nada de mi o de la niña. Yo tomé valor y le reclamé que de mi hija nunca se hizo cargo, así que no la metiera en la plática. Al preguntarme la verdadera razón por la que iba a buscarlo, le pedí que desistiera en casarse con Nahuí. A ti qué te importa, me respondió. Sin embargo yo insistí. No creo que la ames, le dije. Alterado me preguntaba cómo demonios me había enterado de esto y que en realidad él no era tan tonto, que yo sólo iba a perturbar su “paz”, la que por fin tiene ahora que ya no estamos casados.

No pude contener mi malestar al escuchar a Mónica. Más falso no podía ser ese hombre.

- Volví con mi suplica, que dejara tranquila a Nahuí. – continuó Mónica - La vas a hacer infeliz, le dije. ¿A dónde quieres llegar, Mónica? me respondió. A la verdad, Servando. A eso quiero llegar. Y aquí viene lo interesante. Juro que no invento. Él respondió mi pregunta y no creo que te agrade Nahuí.

- ¿Qué dijo? Cuéntanos – intervine.

- Él dijo: Ella no me interesa. Su mamá y yo nos entendemos muy bien, así que no hay ningún problema, ahora déjame tranquilo. Y me cerró la puerta en la cara. ¿Qué opinan, chicas?

Yo estaba sorprendida de tanto descaro. Nahuí, por su parte, tenía un semblante de desdicha e incredibilidad.

- ¿Estás insinuando que entre mi madre y Servando hay algo más? ¿Qué se entienden de manera romántica? – Nahuí enfrentó a Mónica.

- Él me dio a entender eso. Por supuesto que a mí no me consta, pero de ese hombre se puede esperar todo.

- Creo que esto ya llegó demasiado lejos. No quiero seguir escuchando tonterías.

Nahuí se levantó de la silla y molesta tiró al suelo la taza de café recién servida.

- Amiga, espera. Tengo algo que contarte. – la paré, tomándola del brazo.

- ¡Qué! ¿Tú también, Sussy? ¿Van a seguir haciéndome daño? – respondió a grito abierto y con lágrimas en los ojos, no le importó que media cafetería estuviera escuchándonos.

- De verdad, Nahuí, déjame hablar contigo de algo importante. – insistí.

- No, gracias. Ya he escuchado muchas tonterías. Con permiso.

Nahuí se marchó, dejándonos con la palabra en la boca. No la seguí porque creía que sólo alargaría el sufrimiento. Me quedé quieta en mi silla y Mónica también. La pequeña Sofi, asustada, abrazaba el brazo izquierdo de su madre.

Después de un silencio sepulcral, las dos nos miramos preocupadas.

- Yo ya lo sabía – le confesé a Mónica.

Pedimos otro café y relaté cuanto sabía. Ella escuchaba preocupada.

- Tenemos que hacer algo, Nahuí no se merece esto.

- Lo sé, pero mira, no quiere escuchar.

Seguimos charlando un rato más. Nos despedimos poniendo cita para hacer el plan con más tranquilidad. Al llegar a casa, tuve una visita inesperada. Helí me esperaba en la puerta.

- Tengo que hablar con alguien – pidió.

- ¿Y por qué no hablas con Nahuí? Te necesita más que nunca.

- Es eso de lo quiero hablar contigo. Tenía que tomar una decisión y creo que ya sé cuál es.

Lo miré fijamente a los ojos. No se notaba muy convencido. Tenía los ojos rojos e hinchados. Parecía que tenía horas llorando.

- ¿Te dejó? – le cuestioné. En eso, me sorprendió un abrazo y el llanto de un chiquillo que pierde a su mamá – cuéntame.

Lo invité a pasar a mi casa. Preparé café y nos sentamos a charlar en la sala. Mientras sorbía su bebida caliente, Helí me confesó que su amigo se desesperó por su indecisión.

- Me dijo que me quería con toda el alma, pero que era hora de partir – me contó – voy tras mi sueño más anhelado y no estoy seguro de regresar, me dijo él. Yo no lo quise detener. Sabía que era lo mejor. Le dije que mis sentimientos estaban de su lado y que confiaba que ambos cumpliríamos nuestras metas. Él quiere ser actor, y lo será. Confío en que así será. Pero, ¿algún día nos volveremos a encontrar? Quién sabe. 

- Helí, en el corazón no se manda – interrumpí – si eso era lo que querías, ¿por qué le dejas ir?

- Lo dejé ir porque de verdad lo amo. Así tenía que ser – respondió y bebió más café.

- Y ahora, ¿qué sigue, amigo?

- Estoy en ese dilema – me dijo.

Helí duró unas cuantas horas en mi casa. Platicamos y recordamos pasajes divertidos de nuestra historia amistosa. Desde que se fue, no dejé de preguntarme cómo es que todos nos ahogamos en un vaso de agua. ¿Por qué es tan difícil hablar con la verdad?

Fue un día muy estresante y lleno de emociones. Tanto beber café me estaba trastornando. Faltaba que mi novio llamase por teléfono y terminara nuestra relación. En ese momento sonó el teléfono. Era Isaac. Y el corazón casi se me salía. Mis temores podían ser realidad, me dije. Por suerte él seguía igual de enamorado. Me dijo que me extrañaba más que nunca y que pronto regresaría. Así que podía estar tranquila, tenía amor y cariño para rato.

(Continúa...)



© 2013 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda

(Historia original: Yonshesko Blandela. Basada en el cómic 'Historia de amor', realizado por Yonshesko Blandela en abril de 2000)


* La historia completa en De tus labios de fuego

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