Sueños Recurrentes III



Sueños recurrentes

III

Estoy en mi habitación, mojado de los pies a la cabeza. Mi cama se viste de un enorme charco redondo. Me siento como cuando era niño y mojaba la cama a diario. Mis padres se enojaban y me castigaban. La señora del quehacer tenía que lavar las sabanas, después sacar el colchón mojado al patio trasero de la casa para secarlo al sol. Aún no comprendo la razón, pero hace bastantes años que eso no me pasa.

Un poco temeroso y con ligera nausea huelo el colchón, descubro que es solo agua, no es como en mi infancia. ¡Que alivio! Mis compañeros de cuarto nunca me lo perdonarían, además que se enteraría todo el Instituto. ¡Eso sería mi muerte! En un colegio privado de varones cualquier error te cuesta, en primer lugar: una estancia agradable fuera de burlas y hostigamientos, aunque seguiré siendo el peor perdedor del universo escolar; y en segundo lugar, para ser más extremista, te costaría la expulsión definitiva. Y eso a mis padres no les agradaría en lo absoluto. Sobre todo a mi padre que tanto se regocija con sus amigos de que su hijo cursa en el Instituto para varones ‘Héroes del mañana‘, en el cual él mismo estudió y aprendió todo lo que sabe.

¡Demonios! No tardan en regresar mis compañeros y yo sigo mojado. Voy al cuarto de baño, me quito la ropa, me enredo una toalla en la cintura, cuelgo la ropa mojada sobre la ventana de la habitación y rápidamente busco algún trapo con que secar la cama. ¡No pasa nada, maldita sea! Estoy desesperado. Sé que en cualquier momento llegará alguno de mis compañeros, y si ve el numerito, se enterará toda la escuela. De pronto lo recuerdo. Me tumbo bajo la cama y busco a tientas entre la oscuridad. Se que está por aquí. No la encuentro. El reloj de la pared marca las trece horas en punto. Mis compañeros no tardan en aparecer por la puerta. Al fin encuentro la pieza de cartón que me sobró de un trabajo que hice hace dos semanas. Comienza mi secado urgente a base de movimientos desesperados. Eso me ayudará. Que suerte la mía. 

Quiero borrar cualquier huella de humedad en mi colchón. ¡Bórrate, bórrate! En ese momento llegan mis compañeros. Están asombrados de verme casi desnudo enredado en una toalla. 

— ¿Interrumpimos? — Pregunta el primero — ¿Qué haces?

— ¿Y-yo? — Digo un poco nervioso — tenía un poco de calor, me di una ducha y pues…

— Te has dado un baño con todo y ropa, por lo que veo — interrumpe el segundo quien salía del baño mostrando el pantalón de mi uniforme mojado.

— Bueno, chicos… ustedes no se preocupen. Todo está bien. Me pondré ropa limpia y sacaré al sol la mojada.

Como he podido, me zafo de los ojos acosadores de mis compañeros y me dirijo a mi closet. Tomo un pantalón deportivo, ropa interior y una camisa sin mangas. Salgo a la sala de estar de la habitación. Ahí están mis tres compañeros, inmóviles, como estatuas vivientes con ojos acusadores. 

— Estamos preocupados por ti, Iker – tomó la palabra el compañero restante – te la pasas encerrado en la habitación, apartado, no convives con nadie. Cuando llegamos estás dormido o haciendo alguna locura, como hoy. Los maestros hablan de que has bajado calificaciones. Eso te puede costar tu estancia en el Instituto. ¿Todo bien?

Los tres me miran ansiosos esperando respuesta. Empiezo a sentir un ligero nerviosismo. Me parece de lo más extraño que ellos estén preocupados por mí. Por lo general se divierten a mis espaldas. Algunas veces, mientras despierto o estoy en el baño, escucho que hablan de mí y se ríen a carcajadas. Claro, después alguno de ellos calla a los otros, según para que no me dé cuenta. ¿Creen que soy estúpido?

— Permiso, tengo que ir a tender esta ropa — les digo y salgo huyendo de todo cuestionamiento.

Mis compañeros deben de pensar que estoy un poco loco, quizás sea cierto. Tal vez muy distinto a ellos. Yo soy así: tímido, callado, apartado del mundo, ¡y qué! ¿Cuál es el problema?

De regreso a la habitación, mis compañeros están reunidos alrededor de la mesa del mini comedor. Juegan con cartas. Uno de ellos me invita alegremente. Yo sigo con mi coraje interior, moviendo la cabeza declino la oferta y me voy a mi cama.

¿Qué me pasa? Es mi oportunidad para convivir con ellos, hacer las paces y sentirme parte del grupo. Pero en verdad, no tengo ánimo. Podría jugar con ellos alguna vez. Al final de cuentas, nos quedan dos largos años más por compartir. Serán infinitos.

(Continuará...)


'Sueños Recurrentes' © 2014 y 2015 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda 
Foto: 'Le voyage' de Anja Stiegler

Comentarios

Fabian Ramos ha dicho que…
Genial, va para largo, ¿no? Me gusta el protagonista, bueno, es un personaje con que uno se puede identificar. Aunque bueno, habrá que ver como se desenvuelve la cosa. Muy buena, eso sí, recomendaría usar el Em Dash o Guión largo en lugar del Guión Corto.
yonsheskoblandela ha dicho que…
Gracias por tu comentario +FabianRamos espero no defraudar :D
Anónimo ha dicho que…
Me gusta cómo está saliendo la historia.

Por favor dime que no tiene magia, espiritismo, creencias de la inmortalidad del alma, violencia o sexo para poder disfrutarlo mejor.
yonsheskoblandela ha dicho que…
Hola +SeisulVigzaal gracias por visitar el blog. Hasta ahora no se me ha ocurrido que sea de ninguna de esas maneras... jejejeje saludos

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